Collado Hermoso revive la Misa Collalba tras 85 años de silencio, al son de dulzaina y tamboril
12 agosto 2025La localidad segoviana de Collado Hermoso, en plena falda de la Sierra de Guadarrama, recuperó el pasado mes de abril una tradición única en la Comunidad: la Misa Collalba. Esta celebración se enmarcó dentro de los actos del encuentro ‘Costumbre y Herencia’, un evento conformado con el objetivo de resaltar elementos del folclore local y como acto de recuperación de la esencia y las raíces segovianas.
La Misa Collalba llevaba sin representarse desde 1940, cuando el ilustre dulzainero Mariano Contreras la recuperó y transcribió a partitura gracias al sacristán local de Collado Hermoso y al antiguo dulzainero del pueblo, lo que permitió que únicamente se conservara en este municipio.
El encuentro ‘Costumbre y Herencia’ está promovido por el etnógrafo, músico y folclorista Carlos Porro, quien ha explicado que esta misa “fue conservada, transcrita en partitura, ordenada y publicada en 1982 en la revista científica de Folklore de la Fundación Joaquín Díaz de Urueña (Valladolid) por el hijo del dulzainero, Félix Contreras, un conocido músico y folclorista segoviano”.
Esta antigua misa serrana se cantaba en Collado Hermoso en la fiesta principal y en localidades serranas aledañas que no tenían armonio ni órgano. Por este motivo, dulzaineros se unían al sacristán y al sacerdote para, en los días grandes de fiesta, entonarla dentro de la iglesia desde el coro. Se trata de la única misa antigua de dulzaina que se conserva íntegra y tradicionalmente en toda la comunidad de Castilla y León.
Este rito religioso es una reliquia musical de la tradición que se interpreta en el arcaico ritmo de 7/8, único en la provincia. En cuanto a su contenido tiene como protagonistas los últimos testimonios de los antiguos cantos gregorianos que el pueblo hizo suyos y que, desde al menos el siglo XVIII, se venían cantando en la localidad dentro de los días solemnes en la iglesia. A modo de introducción, y para que los vecinos tomaran consciencia de la parte que se iba a interpretar, los Kyries – oración de la misa católica que significa ‘Señor, ten piedad’ y entonada al inicio - se anunciaban con una especie de estribillo interpretado únicamente al son de la dulzaina.
El Gloria y el Credo se introducían de mano del sacerdote, quien cantaba el primer verso de cada rezo, a lo que respondía el sacristán con los siguientes versos acompañados de dulzaina y tamboril hasta el final de la oración. Cuando en el Credo se llegaba a la estrofa “Et incarnátus est de Spíritu Sancto ex María Vírgine: Et homo factus est”, la música se ralentizaba y se interpretaba únicamente con dulzaina. En este momento, el sacerdote se quitaba el bonete – sombrero eclesiástico – y permanecía en acto de reverencia mirando al público.