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Desde 'Allende Sierra'

A partir de una fecha inconcreta pero no más allá de los años centrales del siglo XI, la sierra de Guadarrama vio surcada su geografía por pequeños caminos, veredas y cañadas que, desde el norte de la sierra buscaban los fértiles pastos situados allende sierra. 30 junio 2019 Desde 'Allende Sierra'
Los denominados serranos, o también llamados caballeros pardos, fueron los protagonistas de esta aventura, definidos como gente fiera, gente fuerte, que no teme a la muerte. Ellos serán los encargados de asegurar la vigilancia armada de los pasos y puertos de la sierra de Guadarrama, hombres endurecidos por meses enteros pasados en las montañas, y en los caminos, solos, bajo fuertes rigores climáticos y enfrentados a frecuentes refriegas con restos de las tropas almorávides y almohades.
 
En un proceso de penetración en el territorio desde Allende Sierra al que podemos calificar de modélico, los caballeros pardos, agrupados más tarde en lo que se denominó caballería villana segoviana, llevaron a cabo una transformación total del paisaje situado al sur de la sierra de Guadarrama, construyendo pueblas (adegañas), socializando el espacio, creando instituciones y vertebrando pequeñas comunidades de aldea en la que la impronta segoviana lo dominaba todo.
 
El eje vertebrador de ese mundo segoviano fue su cultura, entendida esta como el conjunto integral de conocimientos humanos, creencias y comportamientos que caracterizan a las instituciones, organizaciones y elementos socializadores de los grupos humanos. En ese sentido encontramos una profunda huella de la Ciudad de Segovia y de los sexmos situados al norte de la sierra de Guadarrama, en los espacios repoblados al sur de la misma sierra.
 
De una forma muy esquemática y resumida, queremos enunciar algunos valores culturales practicados en aquende sierra y trasplantados a los territorios del sur de las cumbres guadarrameñas, integrados actualmente en su mayor parte en la Comunidad de Madrid. Serían entre otros:
 
El espíritu de lucha, heroísmo y belicismo. Si se recuerda el espacio geográfico abarcado por la Comunidad de Villa y Tierra Segoviana, se hace presente el inmenso alfoz territorial agrupado en torno a una pequeña ciudad. El ardor guerrero de los caballeros pardos, fraguado en la caballería villana, impregno un cuerpo de valores que los hombres de las tierras del sur de aquella Universidad de la Tierra segoviana hicieron suyos.
 
Igualmente, allende sierra asumió los valores religiosos del cristianismo. La tierra segoviana situada al sur de la sierra de Guadarrama se llenó de iglesias, conventos, torres, campanarios y espadañas, sacralizando su espacio, no solamente durante la lucha contra los árabes, sino a lo largo de toda la historia medieval y moderna.
 
La cuestión religiosa será tan determinante en las tierras segovianas del sur del Guadarrama, que conformará una mentalidad religiosa que lo impregnará todo. No en vano al recién nacido se le incorpora al cuerpo místico de Cristo a través del agua de socorro. A partir de los siete años era obligatoria la confesión y desde los doce la comunión. El tránsito a la otra vida también se impregnaba de un sentido religioso, en el que el tañer de las campanas a muerte, los largos y lastimeros cantos fúnebres, el ritual de las exequias por calles y templos, representaban el sentir religioso-cultural de nuestra tierra.
 
Esa misma mentalidad religiosa la encontramos también presente en las grandes solemnidades festivas que incorporaran actos tales como: cortejos procesionales, comedias, autos sacramentales, corridas de toros, comidas comunitarias o los llamados regocijos. Los actos religioso-festivos suponían una ruptura con la vida rutinaria, una vivencia comunitaria diferenciadora, un deseo de mantener las costumbres establecidas y una reafirmación de cada grupo particular dentro del colectivo que lo albergaba.
 
Destacable nos parece el hecho de que, a pesar del vigor de la cultura cristiana, ello no impidió la convivencia con otras religiones de forma pacífica y constructiva. Allende sierra está plagada de topónimos de origen morisco y de una gran influencia mozárabe que nos recuerdan espacios de armonía y de interculturalidad.
 
Segovia aportó a la Transierra un valor de extraordinaria importancia: la solidaridad entre las gentes establecidas en las tierras del sur. Basta repasar conceptos como: bienes de propios, propiedades comunales, ejidos, alijares, dehesas, cotos, derrota de mieses, etc., para comprobar los valores sociales de la herencia recibida.
 
Esa solidaridad unida a un sentido consuetudinario de la justicia, y a la creación de una serie de instituciones administrativas y organizativas capaces de superar las tensiones creadas por los procesos desamortizadores y por la revolución liberal burguesa, muestran la pujanza de una Comunidad surgida en la Baja Edad Moderna, capaz de llegar no sin grandes dificultades hasta la actualidad.
 
Muchos otros son los valores recibidos de las gentes de aquende sierra, que nos gustaría destacar, y que las gentes del sur de la sierra de Guadarrama hemos olvidado, por nuestra vinculación institucional a Madrid y su enorme influencia. Es tanto el olvido que algunos concejos del sexmo de Casarrubios, no saben en donde anotar las entradas de dinero procedentes de las escasas rentas de la Comunidad de la Tierra segoviana.
 
Concluyo con una invitación a que las instituciones des ambas márgenes de la sierra de Guadarrama promuevan la realización de un estudio serio y riguroso, que dejando al margen las obras clásicas del estudio de la Tierra, actualicen y pongan en valor las interconexiones culturales entre aquende y allende sierra.
 
GREGORIO SÁNCHEZ MECO, Cronista de El Escorial.