En 1987, y movidos por una serie de circunstancias que se estaban dando por aquel entonces (2) un grupo de Dulzaineros y amantes de las tradiciones castellanas acuerdan fundar el Concejo de Dulzaineros del Toro de la Vega. Es en el verano de 1988, en la primera reunión pública que convocan, cuando se materializa realmente lo que hasta el momento era solo una idea.
En esa primera reunión se fijaron los objetivos que se pretendían y que más tarde se recogerían en una Ordenanza de esta manera:
a) Ofrecer un marco en el que los Dulzaineros nuevos y viejos junto con los Usuarios, de uno y otro confín de Castilla, puedan hallarse, conocerse, intercambiar opiniones, conocimientos; exponer en público sus obras e ideas y, así, generar una corriente de progreso.
b) Estudiar la tradición Castellana. Ejecutar las ideas del presente. Planificar, organizar, controlar y dirigir las acciones precisas para la generación y expresión de modos y formas culturales, especialmente las musicales, conforme a nuestro modo de ser, para así avanzar en lo propio y superar el colonialismo cultural que desde siglos sufrimos a causa de nuestra apatía y resistencia a trabajar en común.
c) Publicar obras e ideas de nuestros individuos, de modo que todo el que tenga algo que decir, encuentre camino fácil para hacerlo y no muera su obra con él.
d) Aprobar y censurar en Hermandad los hechos que considere buenos o malos para la vida cotidiana de dicho Concejo.
e) Dignificar la figura del Dulzainero y la Dulzaina, tenidos en algunas partes como símbolo de lo pueblerino y atrasado, sea para nosotros voz de la Tierra y futuro para nuestras gentes.
f) Coordinar el uso de nuestra arte, para que dentro de la libertad individual, se cumplan unos mínimos que vayan en mayor crédito nuestro y eviten ciertos abusos.
g) Devolver a la Dulzaina el lugar capital que de antes poseía en los actos públicos y privados, hoy perdido a causa de nuestro complejo de inferioridad, de la falta de innovación en el uso del instrumento y de la nula enseñanza de nuestra costumbre.
h) Establecer un control de calidad, que redunde en beneficio de todos, sobre Dulzaineros y Dulzainas.
A los que quieren pertenecer al Concejo se les pide que:
a) Conozcan el instrumento y su uso.
b) Conozcan la tradición.
c) Investiguen sin descanso
d) Enseñen con afecto y generosidad.
e) Conozcan y practiquen nuestro modo de ser; es decir, la hidalguía.
f) Ayuden en lo que puedan y en cualquier circunstancia a todo Dulzainero del Concejo que se lo pida.
g) Para ingresar: toquen una pieza, al menos, ante el Concejo Abierto y manifiesten conocer y aprobar nuestra Ordenanza.
Se añade al Concejo el sobrenombre: "del Toro de la Vega", por entender que ese Torneo que celebra la Villa de Tordesillas es símbolo de pervivencia de nuestras costumbres ancestrales, acto fundamental en que se manifiesta nuestro carácter, modo de ser y virtudes.
Se fija Tordesillas como sede y lugar de reuniones por considerarla Capital espiritual de Castilla, ya que fue cabeza repobladora y concejil en los S. X y XI. En ella gobernó la Santa Junta de ciudades y villas en el S- XVI. Vivió presa Dª Juana I de Castilla, nuestra última reina. En ella se partió el mundo entre Castellanos y Portugueses y se halla centrada en nuestra Tierra.
Con el paso de los años, se fueron uniendo a este Concejo los mejores dulzaineros y redoblantes de Castilla , también Grupos de Danza, de Canción Tradicional, ... y muchas personas más que compartían las ideas transmitidas en los Concejos Abiertos.
Notas:
1Nuestra dulzaina anteriormente no tenía llaves o registros, don Ángel Velasco, de Valladolid, en los últimos años del siglo pasado la adaptó dos llaves de clarinete y a partir del siglo actual ocho, pasando el instrumento de la escala diatónica a la cromática que es la que actualmente disfrutamos.
2Se estaba creando un ambiente enrarecido: falta de unión entre dulzaineros, subsistía cada uno como podía, sometido a veces a la arbitrariedad de quienes le contrataban y otras al menosprecio cuando no a la burla de algunos usuarios. Ausencia de progreso en el campo de la dulzaina, estancado en unos lugares y a punto de extinción en otros. Existían además grupos de gentes que, con escasa formación musical, tocaban la dulzaina formando