El patrimonio industrial de las tierras de Ayllón y Maderuelo lo forma un elenco de diversos bienes: Molinos, bodegas, lagares, tejeras, fraguas y otros elementos secundarios. Todos ellos han sido fundamentales para el desarrollo de las diferentes actividades económicas, muy vinculadas al mundo rural, a lo largo de la época contemporánea. A continuación se presentan las características de estos lugares:

Todos los pueblos de la comarca debían contar, en el peor de los casos, con un molino harinero, aunque no es extraño localizar más de uno en una localidad. De todos ellos hoy en día se conservan 27 en toda la comarca, la gran mayoría abandonados y en estado de ruina.

Tal y como nos indica Jorge Soler "un molino es un conjunto técnico que debe responder a unas necesidades de producción en unas condiciones geográficas e hidráulicas determinadas. Dentro de este conjunto se encuentran las siguientes partes:

-          Sistema de captación y acumulación de agua.

-          Maquinaria.

-          Elementos auxiliares.

-          Edificio."

Todos los molinos de la comarca son hidráulicos, es decir, funcionan por la energía que se forma al pasar el agua de un nivel superior a otro inferior. Este salto de agua se crea gracias a la existencia de un canal de derivación del cauce que lleva el agua desde el río hasta un depósito. A partir de aquí el agua entra al molino con suficiente presión para mover la maquinaria y las muelas que trituraban el cereal para producir harina y piensos. Todo ello se encontraba en un edificio anexo a la balsa, cuya fábrica será similar a la del resto de construcciones de los pueblos del entorno. En él, además de la sala de molienda y el almacén, solía estar la vivienda del molinero, aunque en algunos casos este es un edificio independiente.

Bodegas y lagaresvan a estar siempre asociados ya que son necesarios en las labores de producción del vino. Aunque en la actualidad esta comarca no cuenta con una producción de vino destacada, se limita a cosechas particulares, a inicios del siglo XX el vino fue protagonista en las labores agrícolas. Los conjuntos de bodegas localizados son subterráneos, quedando fuera únicamente la boca. Desde aquí se desciende hacia el interior de la bodega excavada en el sustrato geológico natural. En ella suele haber varios espacios para contener las cubas de vino. En muchos casos estas bodegas cuentan con respiraderos al exterior.

Estos conjuntos de bodegas solían contar con varios lagares en su entorno ya que eran los edificios en los que se prensaba la uva hasta obtener el mosto, primero por un grupo de hombres y posteriormente con un sistema de palanca. Los edificios solían ser de propiedad compartida, aunque las familias más pudientes solían contar con los suyos propios.

Actualmente muchos de estos elementos se encuentran abandonados o desaparecidos casi por completo. Las bodegas, en el mejor de los casos, se han recuperado para uso familiar, pero ya apenas se produce vino. Los lagares que se conservan en pie están en un estado total de ruina y pronto desaparecerán por completo. Todo ello es consecuencia de la pérdida del uso de estos elementos patrimoniales.

Al igual que ocurría con los molinos, normalmente todos los pueblos contaban con su propia fragua. En ellas se elaboraban y reparaban todos los aperos de la labranza (arado, rejas, velortas, gavilanes) y todas las herramientas que fueran de hierro (picos, azadas, hoces). Normalmente son edificios sencillos, de planta rectangular, de similares características constructivas que el resto del caserío y situados a las afueras del pueblo junto a los potros de herrar. En su interior estaba la fragua, el yunque, la carbonera, la piedra de afilar y el banco de trabajo. Son muy pocas las que conservan estos elementos, normalmente están desaparecidas, arruinadas o reconvertidas en otros espacios.