Misa antigua segoviana para dulzaina y tamboril

Misa Antigua Segoviana para dulzaina y tamboril

No ha sido muy frecuente que la dulzaina castellana haya intervenido como instrumento musical en la interpretación de la música religiosa, y más concretamente como instrumento solista en la celebración de la misa cantada, ya que esta faceta siempre ha estado vinculada al órgano o armonio que una gran mayoría de las iglesias poseía y que era ejecutado por el sacristán en los distintos actos religiosos.


Algunas iglesias no podían permitirse el lujo de poseer un instrumento musical de esta envergadura, bien por su pobreza o por otras causas, y se decantaron por la utilización de otro más asequible a su economía. Y que mejor instrumento que la dulzaina, que se venía utilizando en otros actos religiosos y profanos, como procesiones, paloteos, bailes, etc. De este modo la dulzaina permaneció durante una larga época, por ahora indeterminada en el tiempo, como instrumento musical en la celebración de la misa.


La Misa Antigua que figura en este capítulo es la única misa conocida para dulzaina. Fue recuperada por Mariano Contreras García, quién la interpretó con mucha frecuencia en sus comienzos como dulzainero en pueblos de la sierra segoviano-madrileña como Gallegos, Arcones, Arconcillos, Matabuena, Navafría, Collado Hermoso, La Salceda, Lozoya, Lozoyuela, San Mamés, Pinilla, Navarredonda, Villavieja, etc.


Mariano Contreras la aprendió a los 16 años en Collado Hermoso (Segovia) de un dulzainero conocido por "El Tío Pito", quien también la interpretaba por esta misma zona, y del sacristán parroquial, "El Tío Pantalión". No le fue difícil aprenderla, letra en latín y música, pues no en vano, había desempeñado las funciones de monaguillo durante varios años en su pueblo natal y por otro lado, también conocía la existencia de esta misa por su padre que era tamborilero y por otros colegas de profesión.


La Misa era conocida por una gran mayoría de dulzaineros de la época y se venía interpretando desde siempre en esta zona serrana, en los pueblos en los que la iglesia no poseía órgano o armonio. Según Mariano Contreras se siguió interpretando hasta los años 30 en que cayó en desuso.


La interpretación de la misa, en compás característico de 7/8, se efectuaba acompañando musicalmente con la dulzaina y el tamboril a los Kyries, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei, que al mismo tiempo eran cantados en latín por el sacristán. Es un cántico eminentemente melismático, con gran cantidad de sílabas que se prolongan musicalmente a lo largo de varias notas musicales.


A modo de introducción, y para que el pueblo supiera la parte que se iba a interpretar, los Kyries se anunciaban con una especie de estribillo, interpretado por la dulzaina únicamente. El Gloria y el Credo eran introducidos por la voz del sacerdote cantando el primer verso de cada rezo, a lo que respondía el sacristán con los siguientes versos acompañado de dulzaina y tamboril hasta el final del rezo. En el Credo al llegar a la estrofa: "Et incarnátus est de Spíritu Sancto ex María Vírgine: Et homo factus est" se ralentizaba la música, que en esta ocasión era interpretada solamente con la dulzaina, y el sacerdote quitándose el bonete permanecía en acto de reverencia mirando al pueblo durante estos versos.


Por la época en la que la misa estaba en pleno auge, principios de siglo XX y siempre según Mariano Contreras, existían otras misas cantadas: Misa de Sacramento, Misa de Virgen, Misa del 6º tono, Misa Pastorela, oficiada esta última en las fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes, que eran interpretadas con órgano o armonio y cuya antigüedad desconocemos, pero ni el órgano llegó a interpretar la misa que aquí presentamos, ni la dulzaina interpretó nunca aquellas. Esta independencia entre órgano y dulzaina podría ser indicativo de que la misa fuera creada expresamente para dulzaina. Por otro lado El Gloria y El Credo existían como paloteos en esta zona serrana con similar melodía musical que sus homónimos de la misa, aunque con distinto compás y un aire mucho más rápido propio de paloteo; también se paloteaba La Salve, lo cual nos podría dar idea de la antigüedad de estos actos y de la relación tan estrecha que existía entre actos religiosos y profanos.


La misa no se ha vuelto a interpretar hasta mediados de los años 60, en que Mariano Contreras hizo una adaptación de la coreografía de paloteos conocidos a cada una de las partes de la misa: Kyries, Gloria, Credo, etc. y con la colaboración eficaz del cura y los mozos de La Lastrilla (Segovia) inició de nuevo su andadura año tras año en las fiestas patronales de esta localidad como misa paloteada.


Además de la misa, se han incluido en este apartado otras piezas musicales antiguas que completan el acto popular religioso como:

  • Canto del Altísimo, interpretado en la misa durante la Comunión.
  • Canto de Ofertorio, interpretado durante el Ofertorio.

 

Salve, interpretada a dulzaina y coro. La Salve se iniciaba tocando el primer verso con la dulzaina y respondiendo el pueblo a coro con el segundo verso, continuaba tocado la dulzaina el tercer verso, a lo que respondía el pueblo con el cuarto verso, y así sucesivamente; pudiéndose interpretar a dos voces. Esta salve se venía interpretando en pueblos serranos como Santiuste de Pedraza, Torre Val de San Pedro, La Salceda, La Cuesta, Losana de Pirón, Basardilla, etc.